Ciudad
consentida
Julián Parra Ibarra
Por alguna extraña pero bendita razón, Torreón es una
ciudad que -por decirlo de alguna manera-, es consentida por algunos de los más
brillantes tenores en el mundo, lo que se agradece y además para los que
habitamos en esta bella tierra, es un motivo de orgullo.
El próximo 4 de abril, el español –cuasi mexicano-
Plácido Domingo, se plantará en la Plaza Mayor de Torreón, para ofrecer un
concierto que ha sido denominado ‘Plácido le canta a Torreón’. El anuncio, fue
realizado por el gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme, acompañado por
el alcalde Jorge Zermeño, quienes de esa manera demostraron que la cultura, el
arte, no tienen colores, ni siglas, ni ideologías políticas, sino que se
convierte en un ente aglutinador que tampoco distingue niveles ni estratos
sociales.
Durante el mismo mes de abril, pero de hace tres años
-2016-, otro prodigio pisó esta misma tierra, el mismo escenario: Javier
Camarena el ‘Príncipe entre tenores’, mexicano, quien entonces vino a ofrecer
un concierto con motivo del ‘Día del Niño’ que cerca de 20 mil laguneros pudimos
disfrutar, en lo que fue un homenaje a Francisco Gabilondo Soler ‘Cri-Cri’.
Interpretó cerca de una veintena de los principales temas de nuestro muy
mexicano ‘Grillito cantor’.
Un año antes, el mismo Camarena –considerado uno de los
mejores tenores del mundo en la actualidad-, en 2015, el 9 de mayo de ese año
para ser precisos, ofreció acompañado por la Camerata de Coahuila una gala de
ópera en el teatro Isauro Martínez, escenario que los laguneros ni tardos ni
perezosos abarrotamos completamente. Inmejorable escenario para una de las
voces más educadas del planeta.
Mostrando una sencillez impresionante -escribí en este
mismo espacio en su momento-, Javier eligió a Torreón como la ciudad en la que
empezó su gira mundial, “y su sola presencia cautivó a los laguneros, a los que
les ‘robó’ el corazón por su carisma y sencillez a pesar de encontrarse en la
cúspide de su carrera profesional. Al final de su concierto, por la fecha en
que éste se llevó a cabo, de manera imprevista les cantó ‘las mañanitas’ a las
madres de la Comarca Lagunera”, escribí entonces.
Entre la gente de La Laguna y Javier Camarena, dije
entonces, se dio un ‘amor a primera vista’ me parece que bien correspondido.
Torreón también es un consentido del tenor mexicano Fernando
de la Mora, a quien ya le perdí la cuenta de todos los conciertos que ha
ofrecido en esta tierra, pero dos son sumamente significativos: el que ofreció
en el 2007, la noche del 15 de septiembre, en el histórico Estadio de la
Revolución, con motivo de la celebración del primer centenario de que Torreón
fue elevada al rango de Ciudad. Igualmente, De la Mora le cantó ‘las mañanitas’
a nuestra ciudad en sus primeros 100 años de vida.
Después, en abril de 2014 –hace cuatro años- Fernando
vino también a cantarle a nuestra ciudad, en los eventos conmemorativos del
primer centenario de la Toma de Torreón.
A De la Mora lo une un especial vínculo con nuestra
ciudad: su tío Don Fernando Romo Gutiérrez, fue el primer Obispo de la Diócesis
de Torreón a partir de 1958, y con ese motivo, Fernando viajaba a Torreón con
una cierta regularidad.
Recuerdo que durante la época en que los niveles de
violencia en nuestra Comarca Lagunera alcanzaron los niveles más altos,
Fernando de la Mora vino a ofrecer un concierto al Teatro Nazas interpretando
música mexicana y –me puedo equivocar, pero me parece que así fue- con el
acompañamiento del mariachi de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Antes de iniciar su presentación, Fernando dirigió a los
asistentes un mensaje que en ese momento fue bálsamo puro: Confesó que desechó
los muchos consejos que le dieron personas de sus círculos allegados, que le
sugerían no venir a Torreón en esos momentos por los altos niveles de violencia
que se estaban registrando. Que pospusiera su visita para cuando llegaran
mejores tiempos.
Eso, justamente el escenario que padecíamos los laguneros
en ese momento, fue lo que lo motivó a venir. Dijo que si Torreón muchas veces
le había abierto los brazos, lo menos que podía hacer era venir para a través
de la música, del arte, solidarizarse con nuestra gente en los momentos más
difíciles, y que esperaba que su voz y su música sirvieran como un respiro en
medio de la violencia. Y sí, si lo fue.
Algo debe tener en especial Torreón, que es una ciudad
consentida por los más grandes tenores. Y nosotros nos dejamos consentir
¡Bienvenido Plácido Domingo!
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