martes, 16 de febrero de 2021

A LA BÁSCULA

   

La mano que mece la cuna

 

Julián Parra Ibarra

Hace poco más de tres décadas que conozco a Salvador Hernández Vélez, desde que a finales de los 80 buscó –y alcanzó- la coordinación de la Unidad Torreón de la Universidad Autónoma de Coahuila, y por mi labor periodística me ha tocado ser testigo de la mayor parte de su trayectoria tanto universitaria como en el servicio público.

De siempre, me ha parecido que es un tipo inteligente, preparado, buscador incansable de nuevos conocimientos, gran charlador, ávido lector y hasta escritor de libros; aunque debido a nuestras respectivas trincheras hemos tenido en más de una ocasión puntos de vista encontrados, es de las personas con las que se puede hablar, discutir y debatir con altura, sabe argumentar pero también escuchar, y tiene entre muchas otras habilidades la de ser conciliador y negociador.

Por ello es que me parece un poco exagerado algunas muestras que se han dado una vez que logró la reelección como Rector de la UAdeC. En las democracias, se gana o se pierde hasta por un solo voto, y aunque no sea nuestra opción la ganadora, siempre hay que saber respetar la decisión de las mayorías.

Quienes han mostrado su inconformidad por el triunfo de Hernández Vélez, podrían buscar el camino del diálogo con alguien que sabe escuchar, y no hay necesidad de cubrirse el rostro para esconder su identidad, ante alguien que no tiene el mínimo antecedente de violento, por el contrario, durante su gestión como coordinador de la Unidad Torreón, fue que se erradicó el porrismo que en otros tiempos tanto daño provocó a nuestra máxima casa de estudios, cuando los que hoy protestan todavía ni siquiera habían nacido.

Ante el universo de votantes, 15 personas que se manifestaron en la coordinación de la Unidad Torreón pueden no ser una cantidad considerable, pero como todas las minorías merecen ser escuchados, y si lo proponen así, lo van a lograr, serán escuchados.

El problema es que detrás de este movimiento se advierte una ‘mano que mece la cuna’ con pretensiones desestabilizadoras, pero al final del día el trabajo todo lo vence, y las cosas volverán a tomar su cauce normal.

 

laotraplana@gmail.com

@JulianParraIba

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