Una vacuna:
un voto
Julián
Parra Ibarra
En
Estados Unidos, donde ya se han aplicado más de 41 millones de vacunas contra
el Coronavirus, el gobierno del presidente Joe Biden en un acto de honestidad y
anteponiendo el interés supremo de la salud de los norteamericanos, reconoció
que el Gobierno Federal no tenía la capacidad para conservar el monopolio ni de
la distribución ni de la aplicación del inmunizante, por lo que delegó a los
gobiernos de los estados esa responsabilidad, además para evitar duplicar
esfuerzos.
Pero
no solo eso, sino que ha permitido que clínicas, hospitales y farmacias
privadas, puedan vender y aplicar la vacuna en sus instalaciones. Se estima que
en el vecino país del norte hay alrededor de 80 mil sitios donde las personas
pueden acudir y recibir la vacuna. No por nada el pasado domingo se aplicaron
más de 2 millones de dosis en una sola jornada.
Previo
a las elecciones presidenciales estadounidenses, Donald Trump le dio un uso
político a la pandemia, y terminó por hundir a su país en una crisis sanitaria
totalmente desbordada, que ahora el nuevo gobierno está adoptando todas las
medidas para revertirla, y por eso se toman decisiones responsables,
anteponiendo la salud de la gente por encima de cualquier cosa. Eso ocurre
cuando la salud se despolitiza.
En
México en cambio, las cosas se hacen totalmente al revés, es decir, como aquí
hay elecciones en puerta, se quiere mantener en el Gobierno Federal el control
de la vacuna, para en un momento aparecer como los héroes de la película, y con
ello sacar raja política y electoral para la jornada comicial del próximo mes
de junio.
Y
como la pandemia se ve desde ese filtro, impensable que en México el gobierno
federal se apoyara en los gobiernos estatales para una mejor distribución de la
vacuna y una aplicación más rápida de la misma. Pero ¿cómo se los van a dejar a
los gobiernos estatales?, porque entonces serían estos los que se podrían
llevar los aplausos…y los votos.
Cuánta
ruindad porque para empezar ni vacunas hay en México, pero además se ve a cada
receptor no como a una persona a la que se le puede salvar la vida, sino un
voto que se puede conquistar para la causa, así en ese proceso se sigan
perdiendo vidas humanas por racimos.
@JulianParraIba
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