jueves, 21 de febrero de 2019

A LA BÁSCULA



Heridas reabiertas
Julián Parra Ibarra

Un par de detenciones de ex funcionarios coahuilenses en días recientes, ha vuelto a abrir heridas que, si bien nunca han terminado de cerrar, ya muy poco supuraban entre los ciudadanos. La primera de ellas, la del ex gobernador interino Jorge Torres López; y la otra la del ex tesorero de Torreón, Pablo Chávez Rossique, durante la administración del actual presidente del Comité Municipal del PRI torreonense, Eduardo Olmos Castro.

Hasta ahora, se desconoce el nivel de participación que Torres López tuvo en el brutal endeudamiento de Coahuila durante el periodo para el que fue electo Humberto Moreira Valdés, quien en el último año de su sexenio le dejó encargado ‘el tabarete’ por un interinato de un año, para él embarcarse en la aventura de ser el presidente nacional del PRI, posición desde la que esperaba catapultarse a una eventual candidatura por la Presidencia de la República.

Y se desconoce porque cuando el gobierno de los Estados Unidos confiscó recursos de Torres López y de Javier Villarreal identificados como desvíos del erario de nuestro estado, el Gobierno de Coahuila se apresuró a decir que esos recursos no eran del Estado, lo que sirvió para dos cosas: una, que el gobierno norteamericano se quedara con ese dinero; y, dos, para tender una cortina de humo y se le perdiera la pista de dónde provenían esos recursos porque ello podría haber ‘embarrado’ a más de un funcionario y familiar de los gobernantes en turno.

Para todos es muy claro que Javier Villarreal ‘puso’ al ex gobernador Torres López, pero no se sabe si éste en caso de ser extraditado a Estados Unidos –obtuvo un amparo para impedirlo, después de su detención-, pudiera ofrecer información a la justicia del vecino país del norte, en aras de la reducción de su propia pena.

Mientras tanto el tema de la llamada ‘megadeuda’ sigue ahogando las finanzas de nuestro estado, porque las millonarias cantidades que se han pagado por ella no ha alcanzado en siete años a tocar el capital, y el monto sigue subiendo a pesar de las renegociaciones, que hasta ahora han mandado la deuda de los coahuilenses hasta los próximos 30 años. Y a la actual administración la mantiene ‘atada de manos’.

En el caso de Chávez Rossique volvió a revivir los casos de decenas de pequeños empresarios que se embarcaron en la aventura de ser proveedores del municipio de Torreón en la terrible administración ‘olmoscastrista’, y que al final se fueron a la quiebra ante la insensibilidad de alcalde y tesorero, los dejaron ‘colgados de la brocha’, nunca les pagaron por servicios que prestaron al municipio durante cuatro años y tuvieron que cerrar las puertas de sus negocios.

Este caso está menos enredado legalmente que el de Torres López, pero sí volvió a tocar fibras muy sensibles de muchos pequeños emprendedores y empresarios que lo perdieron todo con el sueño de ser proveedores del municipio torreonense y al final ni siquiera terminaron por recuperar lo que habían invertido para ofrecer sus servicios: electricistas, plomeros, pintores y de muchas otras actividades.

No sé si sabedor de todas las cuentas que se fue y dejó pendientes en la que ha sido la peor administración municipal, pero Eduardo Olmos Castro, ‘ungido’ como el nuevo dirigente priista en el municipio, ha procurado mantener un perfil muy bajo. Gran parte de su actividad está basada en reuniones en las oficinas del PRI, y ahora hace unos días reapareciendo con una cuenta de twitter que más que hacerla pública, parece que quiere mantenerla oculta.

Olmos sabe que, aunque han pasado ya cinco años desde que dejó la Presidencia, los cientos de damnificados que dejó le pueden a empezar a brotar de la tierra como ranas en tiempos de lluvia. Y no sé qué tan efectivo puede ser su trabajo como dirigente de un partido que pretende recuperar el segundo municipio más poblado del estado, si su labor la tiene que hacer entre las sombras.

Incluso, la bancada de los regidores de su partido en el cabildo torreonense, sabedores de que no hay quien los controle, empiezan a moverse cada quien por su cuenta, van cada uno por la libre tratando de llevar agua a su molino, para desde ahora enfilarse rumbo a la candidatura para la alcaldía para dentro de tres años.
Bien dicen que cuando el gato no está en casa, los ratones se pasean.

@JulianParraIba

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