Que pare la violencia
Julián Parra Ibarra
A principios de mayo de 2019,
escribí una columna a la que le titulé ‘Justicia por propia mano’; hacia agosto
del mismo año pasado, publiqué una más que llevó por título ‘Crónica de una
tragedia anunciada’, en ambas, el tema era la serie de conflictos que por
desgracia se volvieron lugar común en Torreón, entre los agentes de Vialidad y
ciudadanos, que espero que con los hechos que se hicieron virales la semana
pasada por las imágenes que nos muestran una inaudita violencia, abuso de
autoridad y uso excesivo de la violencia por parte de los ‘agentes de la ley’,
por fin se ponga un alto a esta situación antes de que –una vez más lo vuelvo a
mencionar- se registre una tragedia.
En ambas se hacía un recuento de
los hechos recientes en esa fecha, de los conflictos que terminaron en
agresiones físicas de ida y vuelta entre agentes y ciudadanos, que no eran
pocos al momento de redactar esas columnas, y por lo menos hasta el momento las
cosas no han cambiado, por el contrario, cada vez fueron subiendo de
intensidad, hasta el grado de lo que vimos la semana pasada, un agente con una
especie de ‘berruguillo’, clavándoselo en las costillas a una persona que
estaba en el suelo, ya sometido por otros agentes, y enseguida, a la altura de
la cintura, le propina varios golpes. El colmo y que desató la irritación
colectiva, fue que el mismo agente le propina una patada en la cabeza a quien
está en el piso y ya controlado.
En la primera de las columnas
mencionadas, narro el episodio en el que un ciudadano la emprende a puñetazo
limpio en contra de un agente que le detuvo y solicitó su documentación, por
aparentemente haber dado vuelta en un lugar prohibido. La reacción oficial fue
contundente: se actuaría legalmente en contra del agresor, dijo el hasta este
lunes director de Vialidad, Pedro Luis Bernal, y fue más allá, dijo que se
presentaría denuncia por intento de homicidio, aunque la agresión había sido a
puñetazo limpio y el agente no alcanzó a ser tocado en el rostro, porque tuvo
el buen tino de jamás quitarse el casco, por lo que los puños de su agresor se
estrellaron una y otra vez en éste, aunque el uniformado llegó un momento en
que perdió el equilibrio y fue a dar al suelo.
Sin intentar justificar ninguno
de los casos, si una andanada de puñetazos eran suficientes para acusar de
intento de homicidio al ciudadano agresor, no sé cómo desde la misma
corporación podrían calificar a sus violentos agentes, que se hicieron famosos
porque estuvieron en las imágenes de todos los noticieros nacionales, al grado
tal que luego de que su ahora ex director fue detenido, al momento de recuperar
su libertad tuvo que ser cesado debido a la enorme presión social y porque, de
buenas para los ciudadanos, estamos en temporada electoral.
En la segunda de las entregas
mencionadas escribí: “No creo que en toda la administración municipal de
Torreón, no exista alguien que tenga -además de un milímetro de cordura-, la
honestidad y el valor de plantearle al alcalde Jorge Zermeño Infante, que desde
hace un buen tiempo se han rebasado los límites de la tolerancia respecto de lo
que ha venido ocurriendo con los elementos de la Dirección de Vialidad y su
director, Pedro Luis Bernal, en el trato y relación con los ciudadanos.
“En
una anterior entrega lo dije y lo voy a repetir hasta el cansancio las veces
que sea necesario hacerlo: Que si alguien desde la parte más alta de la
administración, empezando claro por el alcalde, no le pone un remedio a esta
problemática, pronto, muy pronto, podríamos estar hablando de una tragedia”.
También
lo dijimos: “No pretendemos ser aves de mal agüero, agoreros del desastre,
adivinos ni oraculeros, pero todo en esta vida es causa y efecto, las causas se
están repitiendo con mayor frecuencia y con mayor índice de gravedad en cada
ocasión, por lo que uno espera que en alguien de la administración reine la
cordura y pueda poner solución a esta situación, antes que un automovilista
cegado por los influjos del alcohol o alguna droga, o algún agente
envalentonado porque sus jefes les han permitido todo, puedan terminar con la
vida de un ser humano.
“(…) Que
no se convierta ésta en una crónica de una tragedia anunciada”.
Ojalá
que esto no ocurra, porque la irritación ciudadana llegó a tal grado que a
través de las redes sociales se pide con un ‘collage’ de fotos en que aparecen
los agentes agresores, que si se conoce el nombre, la dirección y el teléfono
de éstos, los compartan, ‘Esto no se queda así’, dice el mensaje, y enseguida
con el hashtag #AhoraVaLaNuestra, se cierra con la frase: “No toleraremos más
violencia de estos perros de Zermeño”.
La
violencia no se combate con más violencia, pero fueron dejando pasar tanto
tiempo y tantas agresiones de agentes a ciudadanos desde lo más alto de la
administración en que se justificó, se toleró, se permitió que estos hechos se
sucedieran uno tras otro, que lo que ocurra después de esto, tendrá como
responsables en una gran proporción, a las esferas más altas de la
administración municipal, donde mucho tiempo nadie tuvo el ápice de cordura,
honestidad y valor, para advertir a tiempo al alcalde que esa situación no era
normal, y que se tenía que frenar desde el primer momento, antes que aparezca
la tragedia.
@JulianParraIba
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