No me ayudes
compadre
Julián
Parra Ibarra
A
principios de abril -es decir, hace un mes-, en este mismo espacio escribí una
columna que titulé ‘Durmiendo con el enemigo’, en la que explicaba que
teóricamente el alcalde de Torreón, Jorge Zermeño Infante, no debería tener
mayores problemas para convertirse en el primer alcalde reelecto, pero
subrayaba también que los principales obstáculos para alcanzar ese objetivo no
estaban afuera, enfrente, en sus adversarios políticos, sino adentro, en casa,
porque los principales problemas de su administración se los han generado sus funcionarios
de las diferentes áreas.
Lo
dije entonces, y lo reitero ahora, a muchos de sus colaboradores no les ha
quedado muy claro que la cabeza de ese proyecto se llama Jorge Zermeño, a quien
funcionarios, regidores de su partido, su partido mismo, los diputados locales
y hasta los federales y los senadores albiazules, tendrían que formarle una
‘bolsa de protección’. Pero no, por momentos da la impresión de que lo han
dejado solo en su lucha contra molinos de viento. Pero una cosa sí es muy clara,
quienes siendo de ‘su equipo’ hoy le abandonan a su suerte y hasta son los que
mayores problemas le provocan, pareciera que no se dan cuenta que, en un
hipotético escenario derrotista, todos ellos se quedarían sin chamba el 31 de
diciembre.
En
‘la tienda de enfrente’ las cosas parece que están sucediendo de manera
inversa, y ya el dirigente estatal del tricolor, Rigo Fuentes, anunció que
prácticamente todo el Comité Directivo Estatal del PRI se concentrará en
Torreón porque tomarán al toro por los cuernos en la lucha por recuperar el
municipio para su partido y llevar a la alcaldía a José Antonio Gutiérrez
Jardón. El esfuerzo se va hacer en un camino muy cuesta arriba, pero a
diferencia de la pasada elección, ahora sí se advierte a un priismo unido y jalando
todos para el mismo lado.
Sin
embargo, en esta ocasión hay un factor que hay que tomar en cuenta: al arranque
de las campañas para la alcaldía, el ‘efecto AMLO’ –dicen los que saben-
encuestas internas de los propios partidos ubican a Nacho Corona, el candidato
de Morena, en una posición tan positiva, que podría convertir la contienda en
‘cosa de tres’, y ya no de dos como era habitualmente.
En el
año 2000 el efecto Fox ‘jaló’ a una gran cantidad de candidatos en todo el
país, y los convirtió con un muy poco esfuerzo, en alcaldías, diputaciones locales,
gubernaturas, diputaciones federales y senadurías. En este 2018 algo parecido
parece que estaría ocurriendo con el ‘efecto Peje’, es decir, muchos candidatos
de Morena estarían en posibilidades de alcanzar la victoria por el arrastre que
trae Andrés Manuel López Obrador, y más entre un electorado que aún se
encuentra en pañales en el asunto del voto diferenciado.
Algunos
analistas están viendo incluso un escenario en el que Nacho Corona pudiera
‘jalar la marca’ con Zermeño, y permitir por el centro el arribo al área de
José Antonio Gutiérrez Jardón, hablando en términos futboleros.
En el
terreno de lo práctico, a Gutiérrez Jardón le ocurre algo similar que a su
candidato a la presidencia de la República –su tocayo José Antonio Meade-, el
descrédito del partido que lo postula y contra el hartazgo de los ciudadanos
contra lo que el presidente Peña Nieto calificó como ‘mal humor social’, y que
en esta semana el secretario de Salud, el coahuilense José Narro Robles,
reclasificó como ‘rabia social’ y que ya representa un problema de salud
pública según dijo. José Antonio tiene un bajo nivel de conocimiento entre el
electorado y contra ello también tendrá que remar.
Corona,
con absolutamente nada que perder y todo que ganar, se puede dar el lujo de
‘nadar de a perrito’ y dejarse llevar por la corriente de la ‘ola Peje’.
En el
caso de Zermeño Infante, éste tendría en el papel solamente que prolongar o
continuar el trabajo que realizó hace un año en la campaña anterior, y del
trabajo que ha hecho en los primeros cuatro meses de esta administración.
Teóricamente el camino debiera estar pavimentado para transitarlo sin
sobresaltos.
Sin
embargo, algunos funcionarios pareciera que su principal objetivo es colocar
piedras en el camino de su jefe para que tropiece, y eso se le puede convertir
en un serio problema para la reelección. Desde el PRI ya está visto, le van a
‘echar montón’, normal; desde Morena la influencia de la elección presidencial
aportará su propio peso. Pero los mayores obstáculos vienen de adentro. Al
menos eso es lo que se deja ver hacia afuera.
@JulianParraIba
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