Vice
gobernadores
Julián Parra Ibarra
Cuando en el 2005 el entonces panista José Ángel Pérez
Hernández le ganó al priista Eduardo Olmos Castro la elección para la alcaldía
de Torreón, el resultado de la elección no le provocó mucha risa que digamos al
gobernador de Coahuila, Humberto Moreira Valdés, primero porque el perdedor era
algo así como que su ‘nene consentido’ y, por el contrario, con el ganador no
tenía la mínima buena relación como para tener que trabajar de manera conjunta
estado-municipio.
‘El Profe’ ideó entonces crearle a Olmos Castro la
Secretaría de Desarrollo Regional de La Laguna igual con dos vertientes: creaba
una dependencia intermedia entre el alcalde y el gobernador para tener el
mínimo trato con Pérez Hernández; y dos, porque lo que en términos reales lo
que se estaba construyendo era una vice gubernatura para la región, que
sirviera al mismo tiempo como cuña para el naciente alcalde torreonense y como
trampolín para re proyectar a Olmos Castro para una segunda búsqueda de la
presidencia municipal, lo cual consiguió cuatro años después en balde, porque
pasó a la historia como el peor alcalde en la historia de este municipio.
La verdadera intención fue muy bien captada e
interpretada por José Ángel, quien entendió que Olmos sería desde la secretaría
de Desarrollo Regional un alcalde paralelo, por lo que decidió promover una
acción de inconstitucionalidad que, al cabo, terminó por afectar a los
municipios que conforman la Comarca Lagunera coahuilense, ya que la Suprema Corte
de Justicia de la Nación (SCJN) dictaminó entonces que en lo que se decretaba
la resolución final, la secretaría motivo del diferendo no podría operar los
recursos provenientes del estado, para los municipios de Torreón, San Pedro,
Francisco I. Madero, Matamoros y Viesca, por su alcance de regional.
Dos años duró el litigio, mismos que los recursos
estuvieron congelados y tampoco se desarrollaron obras en esta parte del
Estado, pero el daño ya estaba hecho. ¿A qué viene todo este cuento?
A que la decisión anunciada por el virtual presidente de
México, Andrés Manuel López Obrador, de desaparecer las delegaciones federales
en las entidades y nombrar a un representante único del gobierno federal ante
los mandatarios estatales suena o se oye a algo muy parecido.
¿Así tan dóciles serán los Gobernadores como para agachar
la cabeza, acatar la disposición del Ejecutivo Federal y someterse a las
decisiones del ‘mando único’ del gobierno federal en cada una de las entidades?
Las delegaciones federales en la mayoría de los casos
eran manejadas –son- por los gobernadores casi como una extensión de su
gabinete, y era –es- un coto de poder local en cada estado. Esto es, la mayoría
de los nombramientos de los delegados de las diferentes dependencias y
secretarías, quedaban en manos de amigos, compadres, familiares o al menos
representantes de grupos afines a sus gobiernos.
Ahora, según la pretensión de López Obrador, un solo
hombre será el responsable en todas las materias: Salud, Educación, Medio
Ambiente, IMSS, ISSSTE, Economía, Obras Públicas y un largo etcétera. Y ese
mismo hombre será la vía por la que los gobernadores deberán negociar los
acuerdos, programas, obras, apoyos y recursos del gobierno federal en cada una
de las entidades. Y quien sea el representante en cada entidad, una especie de
vice gobernador o virrey, se encargará de rendirle cuentas y ofrecerle
resultados al próximo presidente de México, de la entidad a su cargo.
En el Estado de México, por ejemplo, el gobernador
priista Alfredo del Mazo Maza, tendrá que recurrir para gestionar recursos para
su entidad con la delegada del gobierno federal, que es nada más y nada menos
que Delfina Gómez, quien fue la candidata de Morena al gobierno mexiquense, y
con quien abrió anchas brechas por las mutuas acusaciones de fraude, de uso de
recursos de procedencia ilícita y otras lindezas que se estilan en las campañas
electorales.
Para Coahuila, la designación de AMLO recayó en el ex
dirigente estatal del PAN, Reyes Flores Hurtado; para Durango, un tal Enrique
Novelo que sabrá Dios quien sea, pero ya lo iremos conociendo.
Sólo por metiche y preguntón ¿Así nomás van a acatar los
gobernadores lo que ordene López Obrador? ¿O debemos esperar una andanada de
protestas y/o demandas de inconstitucionalidad por una eventual invasión de
atribuciones de los gobiernos estatales?
@JulianParraIba
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