jueves, 29 de noviembre de 2018

A LA BÁSCULA


Primer Informe
Julián Parra Ibarra

Este viernes, el lagunero Miguel Ángel Riquelme Solís, rendirá su Primer Informe en la capital del Estado –bueno, en su zona metropolitana, porque en la realidad la ceremonia será en las instalaciones de la UAdeC en Arteaga-, y en torno a este acto se han abierto grandes expectativas, sobre todo porque se considera que tras los hechos registrados en nuestro país en el ámbito político, será un parteaguas, y que a partir del segundo año vendrán cosas mejores para Coahuila.

Forjado casi toda su vida como el metal en el yunque, Riquelme Solís ha aprendido a ir caminando pausadamente, sin aspavientos, pero sin detenerse jamás. No le fue sencillo convertirse en Alcalde de Torreón en su momento, la elección no resultó sencilla, y él siempre estuvo consciente de que llegó con lo mínimo necesario, y por ello del momento adverso rescató hasta la fortaleza para construir su administración.

Tras su primer año en la alcaldía torreonense, recuerdo que una medición del Consejo Cívico de las Instituciones le otorgó una calificación reprobatoria de cinco, mientras que en declaraciones a los medios, el entonces gobernador Rubén Moreira dijo que él le daba un ‘10’. Recuerdo que en una charla radiofónica con el periodista lagunero Sergio Peimbert me preguntó de ambas caras de la moneda.

Me parecía, le dije, que ni era el ‘5’ reprobatorio del Consejo, ni el ‘10’ de Rubén, pero que a esas alturas de su administración, Riquelme todavía venía cargando sobre sus espaldas ocho años de total abandono, tras las peores administraciones que ha tenido Torreón en toda su historia: la del panista José Ángel Pérez, y la del priista Eduardo Olmos, entre cuyos periodos no sólo hubo un descuido total de la ciudad, que lucía sucia, insegura, llena de baches, carente de alumbrado, y lo peor se pasó de ser ‘la mejor policía del norte de México’ a una corporación totalmente infiltrada por el narco, y Torreón –y La Laguna en general- se colocó entre las ciudades más violentas del país.

El camino para llegar a la gubernatura fue terriblemente sinuoso y, otra vez, contra lo principal que tuvo que luchar fue contra la carga que le heredaron igualmente sus dos antecesores. Acá las cosas fueron todavía más complicadas por la judicialización del proceso, que le llevó a tener el triunfo seguro apenas a unos días de su toma de posesión.

Esos golpes de marro sobre el metal en el yunque, le han ido forjando y templando. El lagunero es un mandatario discreto, sobrio, sin aspavientos, sin pirotecnia, pero al primer informe llega con buenas cuentas pese lo pesado que es la carga que ha tenido que arrastrar por el tema de la ‘mega deuda’.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, ninguna ciudad coahuilense aparece entre los focos rojos de inseguridad, por el contrario, Saltillo está en la cuarta posición entre los municipios mejor calificados por sus habitantes como una ciudad segura para vivir. La Laguna, que llegó a ser la zona más violenta de México por un par de meses, está ahora en el lugar 13 a nivel nacional, y Piedras Negras está en 14. Ningún municipio coahuilense aparece entre las 50 ciudades con mayor percepción de inseguridad.

En la entrega de su más reciente reporte en la materia, el instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) ubica a Coahuila en la quinta posición, solamente detrás de la Ciudad de México, Querétaro, Nuevo León y Aguascalientes, lo que es una señal prometedora de que nuestra entidad es un espacio atractivo para nuevos inversores. En relación con la anterior medición, Coahuila dio el brinco del décimo al quinto lugar.
De igual forma en el rubro de empleos, en este primero año de su gobierno, Miguel Ángel Riquelme llega con 48 mil nuevas plazas, lo que lo ubica como una entidad con estabilidad laboral, atractiva para la llegada de nuevos inversores, y hasta como un destino turístico como el que se pretende que sea nuestra entidad en sitios de gran atractivo, pese a no ser un destino de playas.

Que falta mucho por hacer, de eso no hay ninguna duda, pero las bases que en este primero año se sentaron, pueden ser la base para que a partir del segundo se dé el crecimiento que se desea, que se busca, que se anhela. Quizá vendrán cambios, que también son muy necesarios para iniciar una nueva etapa.

No se puede seguir haciendo lo mismo y con los mismos, si se quieren alcanzar resultados diferentes y distintos, sobre todo cuando se viene una nueva etapa con la llegada del nuevo gobierno federal a partir de mañana.

@JulianParraIba

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