La
burra al trigo
Julián Parra Ibarra
Cuando alguien insistía en alguna actitud errada, los
abuelos sobre todo en los ranchos utilizaban la expresión: ‘Otra vez la burra
al trigo’, y eso más o menos se podría aplicar a la forma como ha venido
operando el actual gobierno federal que –lo he dicho desde los primeros días en
diferentes espacios-, puede ser que algunas de las medidas adoptadas tengan en
el fondo objetivos positivos, pero no han tenido la mínima precaución en cuidar
las formas. Y en política, la forma es fondo.
Pocos, muy pocos en México podrán cuestionar la decisión
de Andrés Manuel López Obrador de combatir la corrupción, mal endémico de
nuestro país. Como pocos, o en relación con al menos sus 8 ó 10 antecesores, ha
emprendido una serie de acciones que para algunos parecerán temerarios, pero
para una buena mayoría es el tipo de decisiones que este país, sumido en la
podredumbre de la corrupción y la impunidad.
Sin embargo –otra vez-, no ha tenido quien le advierta de
las formas, de las consecuencias de sus acciones. Y esto no es decir que
quienes lo cuestionan entonces quieren seguir bajo el régimen corrupto de cada
sexenio. Que quienes le reclaman las formas al poner en marcha el operativo
contra el huachicoleo, sean huachicoleros. No, muchísima gente ha resultado
directamente afectada sobre todo en la zona del bajío con el estado de
Guanajuato como el principal ‘foco rojo’.
Desde el siguiente día después de haber ganado las
elecciones, en este y en varios espacios comenté acerca de que una serie de
acciones adoptadas por el entonces presidente electo le iban a meter mucho
ruido a partir de ese momento y a la llegada de la fecha de la toma de
posesión. Supuse –ahora creo y veo que erróneamente- que eran riesgos
calculados por el propio Andrés Manuel y su equipo cercano. No, creo que nadie
la calcula las consecuencias de sus acciones ni de sus decisiones, sobre todo
las que le generan crítica. Nadie, según se ve.
Incluso hemos mencionado también que hay un problema de
comunicación interna entre su primer círculo. Así, caminando atropelladamente,
pese a todo, su administración va avanzando ¿Se imaginan cuidando las formas?
Me pregunto, si su equipo hubiera preparado una estrategia paralela a la
decisión de cerrar los ductos de Pemex para acabar de tajo con el huachicoleo,
si un esquema de distribución alterno se hubiera activado simultáneo al cierre
de las válvulas y no se estuviera padeciendo el desbasto de gasolina en los
niveles que ha alcanzado hasta ahora.
¿Era, en una buena estrategia para frenar de golpe a
quienes durante años se han robado los hidrocarburos, necesario dejar sin
gasolina a tantos estados y ciudadanos comunes y corrientes? Creo que no era
necesario provocar esa afectación que ha dañado a tantos.
Alguien a no ser por los directamente afectados o sus
familias, ¿podría refutarle al Presidente la decisión de acabar con los
ofensivos sueldos de la alta burocracia de este país? ¿Pero era necesario la
confrontación que sostuvo sobre todo con otro poder, el Judicial, al que buscó
arrodillar y someter antes que iniciar un diálogo?
No le veo por ningún lado la necesidad de primero, como
descuentero de barrio, aflojar a golpes a sus adversarios para luego
convencerlos. En esta natural ‘curva de aprendizaje’ estaban presupuestados trompicones,
pero en muy poco tiempo ha sufrido varios. Pese a todo, los niveles de
popularidad y de aceptación, no le han bajado un ápice.
Si López Obrador, sus asesores, su equipo, sus allegados,
sus amigos o quien quiere que sea, le dieran una ayudadita a pulir sus
propuestas, proyectos y acciones para evitar ir abriendo frentes innecesarios
con quienes nada tienen que ver en el baile, su imagen tenderá a crecer.
Porque en uno de esos trompicones puede que se vaya de
bruces y hasta pueda morder el polvo. Pero total allá él y su equipo. En
calidad de mientras en el tema del desabasto de la gasolina y el combate al
huachicoleo, otra vez, la burra fue al trigo.
@JulianParraIba
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