Julián Parra Ibarra
Atizó la hoguera
Como si la situación no fuera de suyo complicada, la aparición
del Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam el viernes pasado,
vino a enardecer a la ya de por sí irritada sociedad mexicana, con lo que él
llamó un informe de las investigaciones respecto de los 43 estudiantes
normalistas de Ayotzinapa desaparecidos durante la noche del 26 y madrugada del
27 de septiembre en Iguala, Guerrero.
Las formas como Murillo desarrolló la conferencia de prensa
fueron subiendo el nivel de irritación, de enojo, de impotencia del pueblo
mexicano, y todavía el funcionario terminó por atizar la hoguera con su
expresión de ‘ya me cansé’, con lo que desató una furibunda reacción en las
redes sociales en todo el país, pero también a nivel mundial se mantuvo entre
los temas más mencionados.
Todos estamos cansados
Aunque la primera reacción a través de las redes fue por la
expresión última del Procurador en la rueda de prensa que fue vista en vivo por
millones de mexicanos, en los días siguientes se mantiene viva, pero con la más
variada cantidad de ángulos imaginables e inimaginables.
La gente expresó haciendo ‘pared’ con las palabras de Jesús
Murillo, que los mexicanos todos también ya estamos cansados de tanta
violencia, de tanta sangre, de tantos muertos, de tanta corrupción, de tanta
impunidad, de tanta connivencia, de tanta falta de respuesta de las autoridades;
cuando en el caso Ayotzinapa nos dicen que fue el presidente municipal de
Iguala el que dio la orden de detener a los normalistas, cuando nos dicen que
fueron policías municipales los que los entregaron a la delincuencia
organizada, cuando nos dicen que qué bueno que el Ejército no atendió las
llamadas de auxilio ‘porque entonces la situación hubiera sido peor’, cuando
nos dicen que el ahora ex Gobernador Ángel Aguirre alertó al hoy detenido José
Luis Abarca, para que huyera porque ya iban a detenerlo.
México nos duele
Las expresiones y manifestaciones de dolor por lo que está
ocurriendo en nuestro país se han multiplicado por cientos de miles a través de
las redes, donde uno encuentra, lee y ve textos e imágenes como esta: “El país
donde se permite quemar a 43 estudiantes en una fosa, a 49 niños en una
guardería y a 40 adultos en un casino sin que haya un gramo de justicia, pero
JAMAS se te ocurra quemar una puerta porque eso es realmente indignante”.
Sin embargo, las marchas, las manifestaciones, los plantones
y manifestaciones de los ciudadanos, nada tienen que ver ni con la quema de una
unidad del Metrobús ni de la puerta de Palacio Nacional. Sobre todo esta última
también duele por lo que simboliza.
Infiltrados –de donde provengan y quien los haya enviado-,
han realizado acciones para intentar desvirtuar la exigencia legítima de
justicia, buscando con ello quizá fabricar un escenario con el cual justificar
la represión, lo último y quizá a lo único a lo que no deberá recurrir el
gobierno, porque el horno no está para bollos. La solución tiene que estar
dotada de la mayor cantidad de inteligencia para manejar un tema tan delicado,
pero también con la más alta dosis de sensibilidad, de tacto, de humanismo.
¿Qué sigue?
A todo lo que hemos visto hasta ahora, no sabemos qué le siga,
porque la irritación de la gente es mayúscula, y aunque el detonante ha sido el
caso de los normalistas desaparecidos, hoy los ciudadanos
le han ido añadiendo temas a sus enojos, a sus protestas y manifestaciones. No
va a ser sencillo apaciguar el temporal. No.
Entre los añadidos se ha venido sumando la compra del avión
presidencial y ahora por si algo faltara, la revelación de la residencia en que
Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera vivirán al terminar el sexenio. Y además
en cada entidad le han ido aderezando a la bola de nieve, sus propias
problemáticas locales.
Desde 1968 cuando Gustavo Díaz Ordaz enfrentó la matanza de
estudiantes en Tlatelolco, no recuerdo aun presidente tan vituperado como
Enrique Peña Nieto. Quizá en el 68 porque no existían las redes sociales, pero
me parece que a ningún otro presidente el pueblo tan airadamente le ha exigido
que renuncie.
Twitter: @JulianParraIba
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