jueves, 10 de septiembre de 2020

A LA BÁSCULA


La elección de Coahuila

Julián Parra Ibarra

La elección que se realizará este 18 de octubre en Coahuila será, como casi todo en nuestro país -en el mundo entero-, totalmente atípica debido principalmente a la pandemia, que obligó a que todo el proceso se recorriera, y en vez de que los ciudadanos acudieran a las urnas el 7 de junio como lo marcaba inicialmente el calendario electoral, tras un ‘stand bye’ se acordó que fuera el mes próximo.

El proceso de Coahuila –además del de Hidalgo, donde se renovarán las alcaldías- se llevará a cabo a pesar de que hubo muchas voces que sugerían que las elecciones fueran concurrentes con la federal del año entrante, que ya de por sí será la más grande en la historia de nuestro país, porque además de la elección para diputados federales, irán en juego 15 gubernaturas y las locales para alcaldías –como será el caso de Coahuila- y diputaciones locales –como será el caso de Durango-.

Lo atípico de la elección coahuilense ya venía de atrás, porque es la primera ocasión que se va a llevar a cabo la elección para diputados locales, sin el acompañamiento de alcaldías o gubernatura. Era ya de por sí, la primera elección verdaderamente huérfana. La vez anterior que se renovó el congreso local, fue en 2017, pero ahí la elección ‘ancla’ por llamarla de alguna manera, era obviamente la de la gubernatura, aunque también se eligió por primera y única vez en Coahuila, alcaldes por un año.

Sin embargo, en la anterior, la ‘intermedia’ en la que se eligieron diputados locales -en 2014-, todavía llevó el acompañamiento de la elección para presidentes municipales, y con todo y eso se tuvo una participación ciudadana de apenas el 39.6 por ciento, es decir, se registró una abstención del 60.4 por ciento.

Y aunque se ha vuelto un lugar común la frase de que ‘el rival a vencer será el abstencionismo’, en esta ocasión más que nunca aplica a la perfección por una serie de factores que al confluir, generan un fundado temor de que será la elección con la más baja participación ciudadana en la historia de la entidad, y quizá de muchas otras entidades más.

Le menciono algunos de esos factores: primero, la pandemia, que seguramente inhibirá a una buena parte de los votantes para acudir a las urnas; el hecho de que por la misma razón los candidatos no podrán realizar eventos masivos ni estar tan cerca de la gente para solicitarles el voto; el desconocimiento de una buena parte de los candidatos que han sido postulados en los 16 distritos por 11 partidos políticos con registro en Coahuila, y que cada uno de ellos presenta candidatos propios, es decir, en esta ocasión no se registraron alianzas ni coaliciones, y a muchos de ellos en las condiciones actuales de hacer campaña, los 40 días de duración de ésta, les será insuficientes para ‘venderse’ ante el electorado del distrito por el que estarán contendiendo.

Otro muy importante factor, es el hecho de que las de diputados son las elecciones que menos interés generan entre los votantes, sabedores que en la mayoría de los casos –trátese de federales o locales-, una vez que obtienen la victoria es raro que regresen a su distrito, que informen a sus votantes y a la ciudadanía sobre los temas que abordan en el congreso, su visión, su posición y su decisión. 

Vamos, aunque pudiera resultar increíble, pero una parte importante de los ciudadanos, desconoce qué hace un diputado o para que sirve. Le generan más interés las elecciones para alcaldes, porque es la autoridad que tienen más cerca, y en un momento dado –hablando de los procesos locales- cuando se elige gobernador. La federal para Presidente de la República, se cuece aparte.

Ahora la mayor parte de los partidos y candidatos, moverán sus piezas a través de las redes sociales, pero con todo y que ‘es lo de hoy’ ¿Será suficiente para alcanzar a llegar a todos los potenciales votantes? ¿Les alcanzará esa vía para convencer a la gente a que vaya a las urnas este 18 de octubre?

Y, se quiera o no, aunque no sepamos en qué proporción, el cada vez más crispadísimo ambiente que se viene dando entre los principales actores políticos de este país, del nivel que lo quiera usted poner, ha venido generando un hartazgo de la ‘cosa política’ entre los ciudadanos, que le empuja a no querer saber nada de candidatos, de partidos de funcionarios, que –salvo honrosas excepciones-, terminan poniendo los intereses de la gente en el último lugar de las prioridades, en una lista que encabezan sus intereses personales, de grupos y de partidos.

Ahora sí que como dirían en mi pueblo ‘Dios nos agarre confesados’, porque se nos avecina la que parece ser que será la elección más desangelada de la historia, pero al mismo tiempo es la más cara en la historia de Coahuila, ya que a usted, a mí y a todos los ciudadanos este proceso nos costará 389 millones de pesos, de los cuales 168 han sido repartidos entre los partidos, y 221 destinados al ‘árbitro electoral’.

Al final del día, habrá que ver la proporción de votos, para conocer exactamente cuál es el costo que va a tener cada uno de los sufragios, pero por lo que se ve, también será el más alto en la historia del Estado.


laotraplana@gmail.com

@JulianParraIba


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