Prospecto malogrado
Julián
Parra Ibarra
Desde
que era gobernador de su natal estado de Zacatecas, Ricardo Monreal siempre me
pareció un tipo inteligente y preparado. Ese puesto no lo pudo ocupar por su
partido de nacimiento, el PRI, por lo que en 1998 se cambió a las filas del
PRD, partido por el que alcanzó la primera magistratura zacatecana
En 1999, un año después de su elección para mandatario
estatal –dice en su perfil Wikipedia-, la revista Time y la cadena de televisión CNN en Español lo consideraron entre los 50 líderes latinoamericanos que habrían
de destacar en el inicio del tercer milenio. De entonces a la fecha, pasó al PT
por el cual fue Senador, y luego a Morena a través del cual se hizo de la
jefatura delegacional en la Cuauhtémoc del entonces Distrito Federal, y ahora
por el mismo partido es otra vez Senador de la República.
Al principio del mandato de la autoproclamada 4T, Monreal
ocupó un lugar preponderante en la escena política nacional, como una de las
pocas figuras con voz autocrítica hacia el interior del nuevo grupo en el
poder, y en un momento dado se perfilaba para poder ser la ‘conciencia’
morenista, posición de la que podría haberse catapultado a alturas
insospechadas no sólo al interior de su partido, sino en el concierto político
nacional.
Algunas críticas bien fundamentadas a decisiones emanadas de
Palacio Nacional, le valieron que el habitante principal de la nueva sede
presidencial le ‘arrimara’ por debajo de la mesa un par de pellizcos, que
fueron suficientes para calmarle sus ímpetus de novillero, y asumió que, si
deseaba mantener aspiraciones políticas a futuro en Morena, tendría que bajarle
el volumen a sus expresiones públicas, hasta el grado de dejarlas en ‘muting’.
Su imagen a partir de entonces está lejos de lo que
proyectaba ser hace un par de años, y su iniciativa para cambiar la Ley del
Banco de México, considerado por los especialistas además de una violación a la
autonomía del Banxico, un enorme riesgo de lavado de dinero y financiamiento al
terrorismo a través del sistema financiero mexicano.
Los legisladores de su propio partido en la Cámara de
Diputados decidieron no aprobar la ley por la vía exprés -“por el bien de
México”- como se pretendía, hasta en tanto no se logren los consensos
necesarios. Me parece que Monreal decidió ser leal y obediente para seguir
avanzando, en vez de labrarse, como lo iba construyendo, un futuro sólido con
base en su experiencia y su capacidad. Lástima, un buen prospecto, malogrado.
@JulianParraIba
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