Una buena costumbre
Julián Parra Ibarra
A pesar de ser uno de los
equipos más jóvenes en el futbol mexicano de la Primera División, como lo dice
su slogan publicitario, Santos tiene en poco tiempo, mucha historia. En apenas
poco más de tres décadas en el máximo circuito -33 años para ser exactos, y 38
de existencia total-, el conjunto lagunero está instalado ya en su doceava
final, y aspirando a conquistar su séptimo título.
Aunque el cuadro lagunero es
uno de los más triunfadores en la historia de los torneos cortos –de hecho,
puede presumir que fue el primer campeón de estos torneos cortos-, muchos
periodistas sobre todo de la capital de la República, durante muchos años le
han regateado la grandeza que se obtiene con títulos y logros dentro de la
cancha, y no por los años que se tiene de existencia.
Para ellos los llamados
equipos ‘grandes’, solo son los que juegan en la Ciudad de México –Pumas,
América y Cruz Azul-, y si acaso convidan a esta categoría a Chivas, y
probablemente un poco a los equipos regios. Son los del pensamiento arcaico de
que más allá de México, todo es Cuautitlán.
Todavía antes del inicio de
las semifinales, escuché a algunos comentaristas decir que la entre Santos y
Puebla carecía de atractivo, porque se trataba de dos equipos muy locales, pero
nada más como botón de muestra, yo les preguntaría, en la historia de los
torneos cortos ¿cuántas veces se ha coronado Cruz Azul y cuántas el Santos? Ese
es el parámetro con el que se mide la grandeza de un equipo.
El conjunto coahuilense
arrancó la Liguilla como el caballo negro y ya está instalado en la final. Ante
los ‘especialistas’ no es el favorito, y eso más que en contra es una condición
que juega en su favor, no es el que carga con la presión, y además ha venido de
menos a más desde que arrancó el camino en el repechaje.
Al Cruz Azul en cambio, le
pesará que le etiqueten como favorito, pero además que buscará sacudirse un par
de hechos que ha venido arrastrando en los últimos años: uno, que no sabe lo
que es ser campeón desde el Invierno del 97 cuando se coronaron en el Nou Camp
frente al León y que fue cuando inicio la leyenda de la ‘maldición de Comizzo’.
La otra, que en los últimos años cada vez que está en momentos importantes, la
termina ‘cruzazuleando’.
Yo no sé. Pero a este Santos
lo veo que está para campeón, y no es por presumir. En calidad de mientras,
mantiene viva esa linda costumbre, de estar en Liguillas, y en finales.
¡Suerte Santos, que venga la
séptima estrella!
@JulianParraIba
No hay comentarios:
Publicar un comentario