Cuesta trabajo
Julián Parra Ibarra
Por donde quiera que se le vea, cuesta muchísimo trabajo
creer en las palabras el actual líder nacional del PRI, el campechano Alejandro
‘Alito’ Moreno –aunque sus malquerientes le conocen como ‘Amlito’, quien sabe
por qué será-, durante los trabajos de la 23ª Asamblea Nacional Ordinaria
del instituto político, misma que utilizó para su propio auto destape con
porristas acarreados para que gritaran ¡Presidente, presidente, presidente!
Moreno
me trae a la memoria a Roberto Madrazo Pintado, quien utilizó la presidencia
nacional de su partido para obtener la candidatura del PRI a la Presidencia de
la República, con uno de los peores resultados que el tricolor haya tenido en
toda su historia.
¿De
verdad Moreno cree que tendría los merecimientos para ser el candidato del PRI
a la Presidencia de la República? Él dice que está listo, que tiene 46 años de
edad, pero que ha sido tres veces diputado federal, senador, gobernador y
presidente nacional de su partido. ¿De verdad eso es suficiente?
Si me
apura tantito creo que debiera darle pena presentar esas cartas credenciales si
tiene aspiraciones presidenciales, y debería saber que a los políticos se les
juzga no por lo que han sido o han dicho, sin por lo que han hecho ¿y qué de
importante ha hecho ‘Alito’ a su paso por esas posiciones que menciona?
Como gobernador de Campeche dejó inconcluso el periodo
para el que fue electo, dejó tirada la chamba y a su estado justo para irse en
busca de la dirigencia nacional del PRI. Siendo mal pensados, porque los hechos
así lo permiten ver, que dejó ‘entregada’ la entidad, de otra forma no se puede
entender que Layda Sansores, que ni siquiera estaba radicada en el estado,
ganara para Morena por primera ocasión la primera magistratura chiapaneca. Es
decir que como gobernador no pudo conservar su propio estado, mismo que perdió
ya siendo dirigente nacional del PRI.
Bajo su presidencia partidista, el PRI perdió en las
elecciones de este 2021 ocho de las entidades en las que gobernaba, y no ganó
una sola de las 15 que estuvieron en juego este año. Revisada su trayectoria
así nada más por encimita ¿Estas son cartas que le acreditan con la suficiente
calidad moral como para aspirar a que, siendo su presidente, su partido le
regale la candidatura presidencial, sobre todo en los tiempos actuales?
Por menos que los desastrosos resultados que obtuvo como
presidente del PRI en este 2021, después de las elecciones de 2017 le ‘cortaron
la cabeza’ y prácticamente desparecieron del mapa político a Manlio Fabio
Beltrones, uno de los políticos más influyentes y poderosos en México en los
años recientes y hasta ese momento.
Moreno tendría que dejar el cargo por esa pérdida de ocho
gubernaturas que ostentaba su partido, y por no haber ganado una sola de las 15
en juego, y después de hacerlo rendir cuentas de por qué se perdió en Campeche,
su estado natal, y enseguida ir a rendir cuentas por el tiradero que dejó en la
entidad, según el sentir de sus propios paisanos, que se quejan que como
gobernador. no hizo absolutamente nada por sacar delante a su estado que es una
verdadera joya que bien tratada sería un extraordinario polo turístico, pero
que en puntos como Ciudad del Carmen, lo dejó en el total abandono.
En cambio, hay otros mandatarios que sin hacer mucho
ruido, en los hechos y con su trabajo demuestran tener muchísimos más
merecimientos dentro de su partido, para ser designados mínimo como presidente
partidista a nivel nacional. Como el coahuilense Miguel Ángel Riquelme, que
como alcalde logró pacificar al municipio de Torreón, considerada una de las
ciudades más violentas del país al momento de su arribo al poder, lo que
consiguió con la reconstrucción del tejido social y la atención en las zonas
más vulnerables del municipio.
Y como gobernador ha mantenido en la entidad como uno de
sus principales fortalezas, la seguridad –aunque también destaca en salud, en
inversión, en recuperación de empleos-. No por nada, y contrario a lo que suele
suceder casi como regla de que se va teniendo un desgaste a mayor tiempo de
ejercer el poder, ha venido creciendo en la aceptación y calificación entre los
ciudadanos de la entidad.
Riquelme es el gobernador priista mejor calificado de
México con 69.5 por ciento de aceptación; y ocupa la segunda posición entre los
mandatarios de las 32 entidades federativas, solo por debajo del panista
Mauricio Vila, de Yucatán.
Y, en la medición de noviembre de Mitofsky, en el
comparativo de la popularidad con los gobernadores en cada una de las entidades
con la del Presidente, Miguel Riquelme ocupa el quinto casillero de seis que
superan la aceptación de sus gobernados, en relación con la de López Obrador,
con 66.8 de éste, y 69.5 con una diferencia de más 2.7 por ciento en favor del
coahuilense.
Y nada de esto es casual. Pese a que la mayor parte de su
mandato, ha tenido que remar a contracorriente.
@JulianParraIba
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