martes, 23 de agosto de 2022

A LA BÁSCULA


Las lecciones de Durango

Julián Parra Ibarra

Hace tres años, cuando se definió que Marina Vitela Rodríguez fuera la candidata de Morena a la alcaldía de Gómez Palacio, internamente entre los militantes y fundadores del partido que un año antes había logrado la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República, iniciaron una lucha interna por la imposición de un personaje que había militado toda su vida en el PRI, partido del que incluso fue secretaria general del Comité Directivo Estatal.

En un evento de campaña, en el que se contó con la presencia de López Obrador, los morenistas fundadores impidieron que Vitela Rodríguez tomara la palabra, la ahogaron con sus gritos de ‘fuera Marina, Fuera Marina’, al grado que tuvo que intervenir Andrés Manuel quien, abrazando a Marina, pidió a los asistentes darle el apoyo, mismo que le otorgaron a regañadientes porque sentían que los verdaderos morenistas estaban siendo desplazados por priistas renegados.

Dado que traía la ‘bendición’ presidencial, se impuso la candidatura de Marina, aunque se establecieron algunos acuerdos no escritos de cómo y quiénes serían los candidatos en las siguientes elecciones. Le correspondería pues a quien fuera su síndico, Omar Castañeda, la siguiente candidatura para la Presidencia Municipal gomezpalatina, lo que al final no se cumplió.

Las ínfulas de grandeza llevaron a Marina Vitela a soñar que ella sería la siguiente gobernadora de Durango, la primera mujer y lagunera en conseguirlo. Obtuvo de forma irregular la candidatura, y además impuso candidaturas a su antojo, lo que ensanchó más la brecha abierta con las bases morenistas, que calificaron a ese grupo como lo peor del viejo régimen enquistado en Morena, y se convirtieron en sus principales críticos.

Al final los resultados son de todos conocidos, Marina perdió por más de 100 mil votos la gubernatura ante el priista Esteban Villegas Villarreal, y en Gómez Palacio su candidata impuesta, también perdió la elección y con ello permitió el regreso del PRI a la Presidencia Municipal, luego de una desastrosa, desaseada y totalmente opaca administración morenista.

Las lecciones que dejó Durango, parece no haberlas aprendido en Morena en el estado de Coahuila, donde las luchas internas desde hace un buen rato siguen subiendo de tono, entre los principales aspirantes Armando Guadiana Tijerina y Luis Fernando Salazar, sobre todo, quienes ni se imaginaban que de encima les caería también una imposición, la del lagunero –de origen, guerrerense de corazón como él mismo lo llegó a decir-, Ricardo Mejía Berdeja.

Igualmente, ese intento de imposición ha abierto frentes de batalla entre los aspirantes, pero en su lucha en la cúpula, han ignorado totalmente y desplazado a los auténticos morenistas, a los fundadores del partido del Presidente, lo que los tiene verdaderamente molestos, porque quienes están ocupando las posiciones de privilegio, son los advenedizos llegados de otros partidos, ninguno de los aspirantes de los auténticos y originales, de los fundadores de Morena, pues.

Mejía Berdeja, quien ya desde ahora se siente no candidato, sino gobernador de Coahuila –exactamente lo mismo que le ocurrió a Marina Vitela en Durango-, y de igual forma se está rodeando de priistas renegados: ya tiene en su equipo al ex secretario de Seguridad Pública de Coahuila y ex alcalde interino de Torreón, Jorge Luis Morán Delgado, y ahora al recién renunciado al PRI, Shamir Fernández Hernández. Ambos con una larga cola qué les pisen.

Aunque ninguna elección es igual que otra, y cada entidad tiene sus muy particulares peculiaridades, todo indica que en Morena no aprendieron las lecciones que les dejó la elección de Durango, y están recorriendo el mismo camino de dividirse internamente y que en la entidad vecina los llevó a recibir una catastrófica derrota, en un estado en el que, al inicio del proceso, la mesa estaba servida para que se hicieran de la gubernatura.

Si bien en Durango la Alianza Va por Durango postuló a un buen candidato,  que realizó una campaña de altura, sin responder a las agresiones ni provocaciones, y se circunscribió a presentar a los duranguenses sus propuestas de campaña, también es cierto que el ‘fuego amigo’ jugó un papel decisivo, porque minó desde adentro a la candidata morenista que por su parte hizo todo lo posible por perder.

En Coahuila, se están dando los pasos para replicar lo que les ocurrió en Durango, reclutando a ‘lo peor del viejo régimen’ como se dijo en el lado duranguense, lo cual implica serios riesgos para sí mismos, porque en una de esas, la corcholata presidencial podría empezar a dormir con el enemigo, y a los que pudieron ser sus amigos, los está convirtiendo en sus enemigos.

Al tiempo.


laotraplana@gmail.com

@JulianParraIba

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