martes, 30 de marzo de 2021

A LA BÁSCULA


Dignidad y sobriedad

Julián Parra Ibarra

A diferencia de otros mandatarios estatales que se han confrontado con el Presidente de la República –como el chihuahuense Javier Corral, el jalisciense Enrique Alfaro o el neoleonés Jaime Rodríguez ‘El Bronco’-, el gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme Solís ha logrado manejar con sobriedad su relación con Andrés Manuel López Obrador, sin que haya dejado la firmeza en su posicionamiento del trato que Coahuila merece y que no ha sido otorgado por la actual administración federal.

Otros mandatarios han preferido bajar la cabeza y los brazos para no ‘hacer enojar al Presidente’, y aunque les sean arrojadas migajas, siempre le están agradeciendo todo, aunque su gente sea maltratada.

En el caso del coahuilense, punta de lanza de la llamada Alianza Federalista y permanente reclamador de lo que le corresponde a la entidad, ha sido en todo momento un tipo respetuoso de las formas y de las investiduras, y desde el inicio de su administración extendió la mano a López Obrador para trabajar de manera coordinada y conjunta, en todo lo que sea en beneficio de los coahuilenses.

Riquelme Solís fue uno de los primeros –si no es que el primero-, en otorgar el apoyo al Presidente cuando se requirió para la cristalización en la creación de la Guardia Nacional, y en esta la más reciente visita al estado, el mandatario local volvió a extender su mano a López Obrador, sin dejar de reclamar lo que a Coahuila corresponde, y aunque si bien no en las cantidades que uno desearía para que alcanzara a todos los municipios, nuestro estado es de los mejor tratados en el asunto de la distribución de la vacuna.

Muchos incluso cuando se decidió que fueran la Ciudad de México y Coahuila los primeros en recibir dosis de la vacuna contra el Covid-19, se pusieron celosos y reclamaban en lo bajito ‘¿y por qué a Coahuila’?

En medio de todo, desde el centro hay un reconocimiento al trabajo realizado por el gobernador coahuilense, sobre todo en los momentos de mayor apremio, la respuesta a quienes violentaron la paz de Villa Unión, la atención y combate a la pandemia, el manejo de la crisis para la recuperación económica y ahora con el incendio en la Sierra de Arteaga.

En todos, Riquelme ha levantado la voz, pero como dicen en mi pueblo ‘a Dios rogando, y con el mazo dando’. Ha mostrado dignidad y sobriedad, para reclamar, pero también para trabajar.

laotraplana@gmail.com

@JulianParraIba

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