jueves, 16 de agosto de 2018

A LA BÁSCULA



Relaciones entre gobiernos

Julián Parra Ibarra

En el mundo de la política –al menos en la mexicana- aunque los gobernantes en turno juran y perjuran que, por encima de cualquier otro interés -personal o de grupo- están los intereses de los ciudadanos que los llevaron al poder, y que siempre estarán al servicio del pueblo al que sirven y al que se deben.

Pero en más de una ocasión hemos podido comprobar que las cosas no son así, porque una vez que ostentan el poder, ponen por delante sus filias y sus fobias, imponen sus caprichos, protegen a sus amigos, compadres y socios. El poder, diría en alguna ocasión la entonces primera dama estadounidense Michelle Obama, no transforma a las personas, revela su verdadero ser. En México hay una frase muy común: quieres conocer al hombre, dale poder.

Por encima de los intereses del pueblo, muchos políticos han privilegiado sus pleitos personales a costa de afectar a miles de ciudadanos que nada tienen que ver con sus enconos o rencillas personales ¿Se acuerda usted de la relación del entonces gobernador de Coahuila, Oscar Flores Tapia, con el presidente de México en su momento, José López Portillo? ¿Y la de Humberto Moreira con Felipe Calderón? ¿O del propio ‘Profe’ con el entonces alcalde torreonense José Ángel Pérez? Son sólo unos cuantos botones de muestra.

A partir del 1 de diciembre que México inicia una nueva etapa con la administración de Andrés Manuel López Obrador, aunque se supone que generará muchos cambios en la forma de hacer política en nuestro país, habrá que ver el tipo de relación que establecerá la próxima administración federal con los gobernadores, porque seguramente estará marcada también por las empatías y afinidades Amén de que hay algunos que desde ahora anticipan que no habrá una buena relación con el ejecutivo federal, como ‘El Bronco’ que ha amenazado que si Nuevo León no es tratado como él quiere, se saldrán del pacto federal, como si eso fuera así nadamás, tan sencillo como decidir ir a comprar una Coca Cola a la tienda de la esquina.

En el caso concreto de Coahuila y Durango, los dos estados que convergen en la Comarca Lagunera, habrá que estar muy atentos en ver cómo se desarrolla la relación entre el próximo presidente, Andrés Manuel López Obrador, y nuestros mandatarios, Miguel Ángel Riquelme Solís y José Rosas Aispuro Torres, porque del nivel de la relación que se mantenga, serán las posibilidades de mantener el respaldo del ‘centro’ y con ello que nuestras entidades sostengan el crecimiento económico y el desarrollo que han mantenido. Total, si ‘El Bronco’ no quiere apoyo para Nuevo León, aquí está su vecino Coahuila donde se espera que haya brazos abiertos en ese sentido.

En muchos casos ha quedado muestra latente y patente de que una falta de sensibilidad –y de humildad, por qué no- echa a perder relaciones que afectan a los ciudadanos, y volvemos al caso de Humberto Moreira-José Ángel Pérez Hernández, cuya disputa y diferendos afectaron sensiblemente no sólo a Torreón sino también al resto de los municipios laguneros de Coahuila.

Hoy más que nunca hay que echar mano de las mejores artes y demostrar que la de la política es mantener buenas relaciones, si no de gran amistad y de piquete de ombligo, por lo menos sí institucional. Quizá para los actuales gobernadores esta venga a ser la etapa más compleja de sus relaciones con el Gobierno Federal, más que cuando el Presidente era priista y los mandatarios estatales panistas; o cuando fue a la inversa, Presidentes panistas con gobernadores priistas.

Quien demuestre las mayores habilidades y capacidades en el arte de la política, seguro es que tendrá mejores y mayores apoyos para sus respectivas entidades. Cada gobernador labrará para su estado el futuro que le espera en los siguientes seis años.

Pero también habrá que estar muy atentos como ciudadanos, y exigir a los gobernantes, que dejen de lado sus filias y sus fobias, partidistas, ideológicas, políticas, entre los gobiernos federal con los estatales, pero también de los estatales con los municipales.
Aunque tengan diferencias –sobre todo cuando son de partidos distintos-, al ciudadano eso no le importa, porque eligió en las urnas a gobernantes que cumplan su responsabilidad, no a gladiadores que esté en permanente pleito o disputa con otros niveles de gobierno solo por ser de diferentes partidos. 

En ese supuesto se encuentra en estos momentos Torreón, con alcalde panista, gobernador priista y próximo presidente morenista, con todo y que no hay un encono abierto y declarado.

Así como Coahuila no puede –ni debe- quedar rezagado en el contexto nacional, Torreón tampoco debe hacerlo en el estatal. Hay que aplicar la más alta dosis de política, y tener los más altos niveles de sensibilidad, y de humildad. Por el bien de Torreón.

@JulianParraIba

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