Julián Parra Ibarra
¿Qué nos pasa?
En la Región Sureste, el periódico El Heraldo dio cuenta
hace unos días, de la polémica generada por una exposición fotográfica
presentada en el Museo de Artes Gráficas, en la que da cuenta de que la
supuesta artista autora de la muestra, orinó sobre un milenario petrograbado
localizado en General Zepeda, y al cual luego le aplicó pintura, para después
‘tatuárselo’ en un glúteo.
La secretaria de Cultura de Coahuila, Ana Sofía García
Camil ya dijo –igualmente informado por El Heraldo-, que tras esta
desafortunada experiencia se tomarán cartas en el asunto, y prometió que habrá
‘consecuencias y ajustes’, aunque todavía no definió en qué consistirían.
En Torreón, otro periódico, El Siglo, da cuenta que la
famosa ‘Casa Mudéjar’ en Torreón, y que la actual administración municipal
presumió con bombo y platillo que por fin se le pondría mano para lograr su
restauración, resulta que lo están haciendo sin contar con la licencia
correspondiente, además de otras irregularidades.
Según el reportero Roberto Iturriaga, quien consultó con
el delegado en Coahuila del Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH), el municipio reportó a la autoridad federal correspondiente que los
trabajos que realizarían serían solo de limpieza, y resulta que pese a ser un
edificio con alto valor histórico, no se ha respetado ni el método ni los
materiales que en este tipo de construcciones se deben utilizar cuando son
restauradas.
¿Por qué hay gente que desdeña de esa manera nuestros
sitios históricos y culturales?
Se acabó lo que había
Decían en mi pueblo una frase que era muy popular: ‘Se
acabó lo que había, y el viejito que lo vendía’ ¿A qué viene el cuento? Bueno,
pues que en Gómez Palacio algunas dependencias han dejado ya de operar con
normalidad porque los trabajadores han recibido la indicación de que ya no hay
recursos, y que ahora en lo que se tienen qué concentrar es en el proceso de
entrega-recepción, que quieren que salga todo a la perfección.
Se entiende la atención y la pulcritud con que se quiere
entregar todo, porque por primera vez en su historia, la alcaldesa saliente, le
entregará a una entrante que –al menos en esta elección-, representa a un
partido distinto al PRI.
Por primera vez en 90 años, el PRI perdió la alcaldía
gomezpalatina que, dicho sea de paso, era el último reducto del priismo en la
entidad.
Iguanas ranas
Igualmente, donde se les ‘acabó el
corrido’ fue en Tlahualilo, donde a pesar de todos los pesares y una campaña
sucia en su contra, el priista Alejandro Rodríguez se alzó con la victoria,
derrotando al actual alcalde, el panista Sergio Nevárez Nava, quien iba en
busca de la reelección.
El municipio tlahualilense y sus
habitantes, no se merecían tres años más de un gobierno que dejó mucho qué
desear, que privilegió los intereses personales y de grupo, por encima de las
necesidades del pueblo. Alejandro recibirá una casa demasiado tirada, y él lo
sabe, por lo que no tiene excusas para empezar la limpieza desde el primer día,
la gente confió en él, le depositó la confianza, y ahora tiene un gran
compromiso, que debe cumplir, al honrar su palabra.
Voy derecho y no me quito
Donde parece que hay una indebida actitud
de revancha, de venganza, es en Ciudad Jardín donde –ya supe quién es la
política a la que apodan La Moringa, porque cada día se le descubren más
propiedades, pero luego les platico-, la alcaldesa no logra digerir la derrota
que sufrió ante su propio partido –y hasta de su propio hermano-, y por tanto
muestra de manera superlativa el desprecio que siempre mostró por los
lerdenses.
Cercanos a la alcaldesa, dicen que ahora
más que nunca está en la posición de no responder a las necesidades del pueblo,
“para que se les quite de haber votado por el PRI”. Pobre, se le olvida que en
septiembre su carroza se le va a convertir en calabaza y volverá a ser la
mortal de siempre, pero ahora repudiada por la gente. ‘Pos pobre’ dirían en mi
rancho.
@JulianParraIba
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