jueves, 5 de enero de 2017

A LA BÁSCULA


Tiempos difíciles

Julián Parra Ibarra

Dadas las circunstancias que rodean el entorno internacional y el contexto nacional, los que corren actualmente son días difíciles para gobernar, en muchos países del mundo –y México no es la excepción-, más allá de siglas, de partidos, de colores, de tendencias; pero además en el caso nuestro ha sido el propio gobierno el que le ha venido atizando lecha a la hoguera, al grado que tienen en estos momentos convertido en un polvorín al país.

Excepción hecha de Tlaxcala, que es el único estado que no tiene deuda pública, en del resto de las entidades los gobernadores y los alcaldes de sus respectivos municipios están pasando por situaciones sumamente complejas para cumplir con sus obligaciones ante los ciudadanos.

En algunos estados el principal problema es la inseguridad –no por nada 2016 cerró como el año más violento desde que Felipe Calderón inauguró la ‘Guerra contra el narco’, al cerrar con más de 20 mil personas muertas de manera violenta-, en esas entidades la gente prioriza la seguridad antes que lo económico, porque consideran que lo primero es mantenerse vivo, antes de aspirar a un buen empleo y mejorar sus ingresos.

Sin  embargo, en otros el problema más apremiante es el de la economía, originado principalmente por los altos niveles de endeudamiento que les heredaron sus antecesores, y en la mayoría de los casos ni se justifica la deuda, ni está comprobable dónde se pudieron haber invertido esos cientos de miles de millones de pesos simplemente porque lo único visible es la inexistencia de obras.

Peor aún, hay entidades en las que ambas problemáticas están entrelazadas como es el caso de Veracruz, de Guerrero, de Michoacán, de Tamaulipas, y si me apura usted un poco también en Chihuahua, en Nuevo León y en Durango entre otros.

Son estos, sin duda, tiempos difíciles para gobernar para aquellos que recién han asumido, vienen asumiendo o estar por asumir cargos políticos en este cada vez más convulso México nuestro. Por muchos años –algunos dicen que a partir de que el PRI perdió la Presidencia de la República por primera vez-, se generó una falta de supervisión, de vigilancia y de control por parte del gobierno federal sobre los gobernador de los Estados, y de éstos a su vez hacia los alcaldes de los municipios, de tal forma que se fueron creando cotos de poder en lo que se le empezó a conocer como ‘Virreinatos’, los mandatarios al no tener un Presidente de su propio partido que les pusiera freno o les llamara a cuentas, comenzaron a hacer cada quien lo que les pegó la gana, y uno de sus deportes favoritos fue crecer escandalosa y ofensivamente los niveles de la deuda.

De tal manera que los mandatarios que han asumido en sus estados en los meses recientes, han encontrado las arcas totalmente destrozadas, vacías y con niveles de endeudamiento que comprometen los ingresos de dos y hasta tres décadas, lo que impacta directamente en la falta de inversión pública, y ante la falta de pagos a proveedores también cada vez escasea más la inversión privada.

Por ello en las entidades en las que este año habrá elecciones –Estado de México, Coahuila y Nayarit-, dados los acontecimientos en los que están inmerso el país a partir del primer día de este año derivado del incremento en los precios de gasolinas y diésel –que en cascada ha empezado a atraer una escalada de precios en muchísimos otros más productos y servicios-, va a ser muy complicado, un cuesta arriba impresionante sobre todo para los candidatos del PRI que contenderán por alguno de los puestos que estarán en juego el 4 de junio próximo.

Por ello, el martes pasado, el día en que solicitó licencia para separarse del cargo de Primer Regidor en el Cabildo de Torreón porque aspira a la candidatura de su partido para la alcaldía de este municipio, le planteé a Miguel Mery Ayup, que si con la búsqueda de la candidatura lo que estaba haciendo era comprar un boleto para la rifa del tigre, más allá de que se lo saque o no.

Al ya de por sí complejo ambiente electoral que se vive en Coahuila donde habrá muchos ingredientes distintos a los que se tenían todavía hasta la elección local pasada, se suma el contexto nacional que está muy tensado por el tema del aumento a los precios de las gasolinas. Aunque públicamente no lo admitan porque tienen que tratar de mantener la ecuanimidad y buscar la forma de transmitir calma a sus militantes y seguidores, pero sin lugar a dudas que al PRI es al partido que más le va a pegar el momento que estamos viviendo.

De manera decreciente ha sido el nivel de credibilidad del presidente Enrique Peña Nieto, que cada vez que se realizan mediciones rompe su marca anterior con los niveles más bajos de un presidente en la historia –desde que se hacen mediciones de este tipo-, y ya es predecible, imaginable, los números que arrojará la próxima medición después del ‘megagasolinazo’.
Ni duda cabe, son estos tiempos difíciles para gobernar.

@JuliánParraIba

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