La historia de su Ferrocarril
Texto e imágenes tomadas de la página "Amigos de Mapimí"
Recientemente
Mapimí, uno de los pueblos de la Comarca Lagunera fue declarado Pueblo Mágico,
hoy voy a reseñar un poco del ferrocarril casi desconocido que operó en Mapimí
a finales del S. XIX y principios del S. XX, que se usaba para apoyar la
minería de Ojuela y la fundición de Mapimí, y secundariamente el transporte de
pasajeros.
Las fotos
aquí usadas pertenecen algunas a C.C. Hooke y otras al Facebook de "Amigos
de Mapimí"
La minería tiene una larga historia en México, se
remonta a la época de los conquistadores. En principio se extraía sobretodo
plata de los ricos yacimientos que podían ser procesados con
la tecnología de esos tiempos. La extracción de plomo, zinc y cobre tuvo que
esperar la llegada de los ferrocarriles para el transporte de maquinaria,
minerales, carbón, coque, los suministros y la entrega del producto refinado.
La compañía Minera de Peñoles se formó en 1887. Más
tarde se hizo cargo de una pequeña operación en una mina conocida como La
Ojuela en el estado de Durango. Ojuela se encuentra en lo alto de una montaña
sobre el pueblo de Mapimí, a unos 40 kilómetros al norte de Torreón. Existen
discrepancias en cuento al origen del nombre Ojuela, se habla del misionero
Pedro de Ojuela, al hecho de que puede verse un agujero u ojo desde cierta
vista, pero la más aceptada es que Ojuela era un termino colonial para
referirse a una hoja de mineral de plata.
Mapimí era una ciudad muy antigua y los españoles la
habían fundado en 1598 al descubrirse los primeros yacimientos, Ojuela solo era
parte de una gran cantidad de minas que se encuentran en las cercanías. El
desarrollo moderno comenzó a partir de 1896, ya en la época del Porfiriato. La
fundidora de Mapimí era una empresa muy grande. En 1910 había seis altos hornos
cada uno capaz de procesar 150 toneladas de mineral al día.
La empresa Peñoles tenía
un capital multinacional cuyos accionistas eran predominantemente alemanes.
Para 1883 llegó a la región el tren, el Ferrocarril Central Mexicano, que unía
a la Ciudad de México con la fronteriza Ciudad Juárez, y por ende, a Estados
Unidos, Peñoles vio en el ferrocarril una oportunidad de exportar sus materias
primas y productos a aquel país, se necesitó entonces de una eficaz conexión
entre Mapimí y la vía del Central. Mapimí había quedado fuera del trazado,
aunque una estación había sido establecida en el poblado de Bermejillo, llamado así en honor a José María
Bermejillo, quien por cierto, había poseído la mina de Ojuela y sus asociadas
tiempo antes que Peñoles.
El gobierno del estado de Durango otorgó una
subvención de 1000 pesos por kilómetro construido, para que Peñoles construyera
un ramal desde Bermejillo a las proximidades de Mapimí, donde se encontraba la
gran fundición de Peñoles, en total fueron 24 kilómetros entre
ambas poblaciones y el terreno era llano, salvo un tramo justo antes de Mapimí,
técnicamente no presentaba grandes dificultades, se contaba con un puesto de
reabastecimiento de agua a unos 9
Km de Bermejillo, en un punto conocido como “La Zanja”.
El ancho de la vía, o “trocha” era de 30 pulgadas , o 75 cm , esto convertía al
ferrocarril de Mapimí en un ferrocarril de vía angosta, mientras que el
ferrocarril Central tenía el ancho “estándar” de 143.5 cms, esto supuso que en
la estación de Bermejillo las cargas debieran ser cambiadas de vagón para poder
ser trasladadas de una línea a la otra, este problema logístico pudo importar
poco a Peñoles, puesto que se contaba con un rico capital producto de lo que se
generaba en Ojuela.
Locomotora a las afueras de Bermejillo
|
En Bermijillo el ferrocarril de Mapimí no sólo se
conectaba con el Ferrocarril Central, sino también con un ramal poco conocido
hacia Tlahualilo, Dgo, desde donde a su vez, existía un ramal que conectaba
este poblado con el Ferrocarril Internacional que desde 1902 iba a Eagle Pass,
Texas, lo que le permitía un segundo acceso a Estados Unidos además de
Juárez/El Paso. Peñoles utilizaba a la Eagle Pass Lumber Company para
transportar mercancías por barco hacia y desde los Estados Unidos, esto
posiblemente porque había accionistas en ambas compañías.
Sin embargo Peñoles no perdió de vista el objetivo de
su ferrocarril, la mina de Ojuela se ubica a unos seis kilómetros al sur de
Mapimí y a varios cientos de metros por encima de la altura del pueblo, era
necesario trasladar los materiales desde la fundidora hasta la mina y
viceversa, para lo cual se tendió un ramal desde la fundidora en Mapimí hasta
Ojuela.
El ramal a Ojuela tenía unos 10 km de longitud, donde los
primeros 5 eran de terreno plano, mientras que la segunda mitad era donde
empezaba la pendiente para alcanzar los 300 metros de altura.
llegar hasta allí implicaba un gran reto técnico, pues la pendiente era muy
acentuada, de entre 9 y 13 grados, para ello se empleó entonces un ferrocarril
especial “de cremallera”, en la que además de rieles, la vía dispone de una
serie de engranajes, que embonan con un piñon ubicado bajo la locomotora, este
sistema, denominado sistema Abt, permitía a la locomotora afianzarse a la
pendiente impidéndole resbalar o caer en caso de detenerse. Este sistema era
muy usado en ferrocarriles de montaña, donde hubiera pendientes escarpadas y
curvas muy cerradas.
En este punto se construyó una estación conocida como
“El Cambio”, un sitio donde los vagones eran desenganchados de las locomotoras
“de camino” y se conectaban a la locomotora “de cremallera” para continuar su
ascenso hasta la montaña.
El complejo minero de Ojuela era de lo más
interesante. El ferrocarril de cremallera terminaba en un valle entre dos
montañas, ahí estaban las entradas a los pozos de extracción, calderas y
compresores, estaban también los talleres de reparación, un pueblo grande para
los trabajadores y sus familias, que tenía mercados, oficinas, iglesias,
plazas, escuelas, consultorio médico, teatro, y cuartos para los
superintendentes y el personal administrativo. Los mineros recibían un salario
alto para los estándares de la época.
Los pozos de la mina eran de casi 3000 metros de
profundidad. En su mejor momento, hubo aproximadamente 450 kilómetros de
túneles y galerías. La mina estaba interconectada con el pozo de extracción de
mineral de la mina América II, ubicada al norte de Ojuela.
Ojuela era y es más famosa por su puente colgante. Con
sus 325 metros
fue el segundo puente más largo del mundo al ser terminado, sólo el puente de
Brooklyn era más largo. Fue construido entre 1895 y 1899, en este sentido hay
disputas, hay quienes señalan que fue hecho por la Compañía Roebling, la misma
compañía que construyó el Puente de Brooklyn, sin embargo, parece ser que fue
el mexicano-alemán Santiago Minguín. El puente conecta las instalaciones de
Ojuela a otros pozos de extracción a través de un cañón. El puente era muy
estrecho y tenía rieles, el ancho de vía era de 60 cm y no se conectaba a la
línea de cremallera. Por el puente circulaban vagones cargados de mineral,
jalados por cables. Nunca fue electrificado y el puente era demasiado ligero
para una locomotora de vapor. Debido a su cubierta flexible y de gran longitud
que el puente fue estabilizado frente a cargas de viento por cables tensores
apagado a cada lado.
Otro ramal de unos 5 km se estableció
posteriormente hacia la mina América II, No se conoce con precisión el punto en
el que el ramal a América II se desprendía de la vía a Ojuela, pero debió ser a unos pocos metros antes de “El Cambio”,
esta vía también se encontraba en terreno plano y no requirió del sistema Abt
de cremallera.
Los primeros cinco locomotoras “de camino” fueron
ordenadas a la compañía Baldwin entre julio de 1896 y enero de 1898, llevaban
un depósito de agua encima de la caldera y un depósito para el carbón incluido
en la parte posterior de la locomotora (no en un vagón separado como se
estilaba en locomotoras más grandes), los frenos eran operados a mano desde los
carros.
Para octubre de 1900 se determinó que las locomotoras
no se habían desempeñado como se esperaba, de modo que fueron relegadas al
ramal a America II y se ordenaron otras 4 locomotoras más grandes al fabricante
Baldwin. Podían correr más rápido sin peligro de descarrilar. Las dos primeras
de esta serie aún tenían frenos de mano, pero la tercera fue entregada con
frenos de aire.
A pesar de estas locomotoras se veían muy pequeñas,
tenían calderas más pesadas y más grandes que algunas locomotoras de
vía estándar.
En cuanto a las locomotoras de cremallera, Baldwin
entregó 2 entre 1898 y 1900, tenían calderas inclinadas. Contaban con engranaje
para adherirse a la cremallera. El cilindro de baja presión estaba por encima
del cilindro de alta presión. Ambas locomotoras debían viajar con los vagones
enganchados por delante al ascender a la montaña, de modo que iban
empujándolos, esto para evitar perder un vagón en caso de desengancharse. Del
mismo modo la locomotora echaba reversa para descender de Ojuela. No solo se
transportó el mineral, todos los equipos pesados y voluminosos que hubo en la
mina fueron llevados por tren.
El ferrocarril tenía un grupo de vagones de carga y de
pasajeros, góndolas, plataformas, cisternas, tanques, y lo más interesante, un
"coche particular". El vehículo particular era más grande que los
coches de pasaje, tenía tejado y una plataforma de observación cerca de un
cuarto de la longitud del coche, tal vez más como una terraza, seguramente fue
empleado para servicios especiales y ejecutivos. El vehículo particular se
utilizaba tanto en la línea principal como en el ramal a Ojuela. Todos los
coches parecen haber tenido ocho ruedas. Las carrocerías eran de madera, los
marcos probablemente también. Los vagones de carga eran de construcción pesada
debido a que tendrían que soportar con grandes pesos en las pendientes.
Peñoles tenía la propiedad y operación del ferrocarril
de Mapimí pero se consideraba tambien una empresa de transporte público regular
y publicó sus horarios en las guías oficiales de tren al igual que cualquier
otro ferrocarril. Aunque operado a conveniencia de la empresa, vendía boletos
de pasajeros para el público en general en la línea Mapimi-Bermejillo. También
se expidieron pases, era común que los ferrocarriles expidieran pases anuales
como una cortesía a ciertos pasajeros. Los ejecutivos de la línea podían viajar
por todo Estados Unidos y México con los pases de aquellas líneas. A cambio,
los presidentes de empresas como el Central de Nueva York recibieron pases
todos los años y eran bienvenidos a viajar en el ferrocarril de Mapimí
cualquier momento a su antojo.
El ferrocarril de Mapimí enumeraba sus horarios en el
Manual Oficial de los Ferrocarriles publicado en los Estados Unidos. El tren
hacía una hora y media de recorrido, salía a las 5:00 AM de Mapimí, llegando a
Bermejillo a las 6:30, desde donde partía a las 8:15 y llegaba de nuevo a
Mapimí a las 9:45. Un segundo recorrido se hacía a las 10:45 AM a Bermejillo,
llegando a las 12:15 PM, a la 1:15 emprendía el regreso y llegaba a Mapimí a
las 2:45 PM. Estas 2 corridas permitían una conexión a buen tiempo con las
corridas del Ferrocarril Central, que contaba con un tren diario a Cd. Juárez y
otro a la Cd. de México.
Finalmente había una corrida nocturna que partía de
Mapimí a las 8:00 PM y llegaba a las 9:30 a Bermejillo, posiblemente durante la
noche el tren regresaba a Mapimí para volver a trabajar la mañana siguiente.
Durante la Revolución Mexicana las tropas Villistas
tomaron Mapimí, sin embargo, no hubo afectación a las instalaciones de Ojuela o
la fundidora en el pueblo, sobre este aspecto, se ha especulado que existía alguna especie de acuerdo
verbal, por el cual Pancho Villa no afectaba los intereses alemanes en México,
de modo que las minera Peñoles fue relativamente respetada y sus empresarios no
tuvieron que proporcionar “prestamos” para la causa, a diferencia de los
empresarios norteamericanos.
Dado que los mineros de Ojuela se encontraban en
buenas condiciones de vida, no hubo sublevaciones como ocurría en otras minas
del país.
La minería fue interrumpida durante una parte del
conflicto, posterior a ello las operaciones continuaron, a veces a niveles
reducidos debido a problemas para conseguir suministros y transporte de metales
refinados. La demanda de metales mantuvo los precios altos a lo largo de la
Primera Guerra Mundial. Después de la guerra, la demanda cayó junto con los
precios de los metales y las operaciones en Mapimí y Ojuela comenzaron un lento
decremento hasta el abandono eventual. Para 1920 Peñoles sufría un cambio de
capital, pasando a ser propiedad de la American Metal Company, esto como parte
de las reparaciones de guerra impuestas a Alemania luego de la Primera Guerra
Mundial.
La fundición en Mapimí se cerró alrededor de 1921 y el
mineral de Ojuela empezó a ser trasladado a la fundidora que Peñoles
recientemente había instalado en Torreón, Coahuila. La planta de energía se
actualizó en 1925 para alimentar los equipos y las bombas en las minas y puede
haber operado hasta 1932 cuando la mina comenzó a inundarse. En 1946 Peñoles
suspendió todas las operaciones de Ojuela y la mina se dejó en manos de los
trabajadores. El ferrocarril de pasaje empezó a operar irregularmente y todo el
sistema fue abandonado probablemente a principios de 1930, después de
transportar el equipo sobrante que podía ser reutilizado y desechos de la mina
y la fundición.
Pocos vestigios quedan del ferrocarril, hoy en día el
trazado a Bermejillo lo ocupa la carretera, sin embargo es posible ver en
algunos lugares los terraplenes de la antigua vía, el tramo a Ojuela se
convirtió en el acceso de los vehículos al lugar. Las ruinas de la fundición
aún se encuentran a la entrada de Mapimí.
Después de que la mina
cerró, se convirtió en un pueblo fantasma, los lugareños descubrieron muchas
vetas de minerales preciosos y Ojuela se convierte en una atracción entre los coleccionistas de minerales y turistas, 117 especies
de minerales pueden ser encontradas aquí.
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