Monopolio para victimizarse
Julián Parra Ibarra
Las víctimas de la violencia de género, de feminicidio, de discriminación por cuestiones religiosas, de pensamiento, de condición económica y social, de preferencias sexuales, los niños que han perdido la vida por causa de la escasez de medicamentos contra el cáncer y los que luchan por superar esa terrible enfermedad y sus padres, los periodistas asesinados y sus familias, las personas que han sido víctimas de la violencia crónica que padece este país desde hace poco más de década y media. Ninguno de ellos, es más, nadie en este país se puede considerar víctima, porque ese estatus, lo tiene en monopolio el principal habitante de Palacio Nacional.
Si son los padres de familia de niños con cáncer los que se manifiestan y protestan ante la falta de medicamentos, éstos son considerados golpistas y parte de un complot para desestabilizar al gobierno de la autoproclamada 4T.
Si son mujeres las que exigen un alto a la violencia que generacionalmente se ha ejercido sobre ellas, si piden un alto a los feminicidios, a la discriminación y a la desigualdad por cuestiones de género, entonces son infiltradas, manipuladas por la mafia del poder, y no se les concede ni un ápice de inteligencia para poder tomar sus libres decisiones; no, son manipuladas según la visión del actual gobierno, y todos los movimientos que emprendan tienen como trasfondo la intención de desestabilizar al actual gobierno federal.
Por ello provocó gusto que en la marcha del 8M las mujeres fueron más inteligentes que los habitantes del palacio y de su caja de resonancia que es el gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum y ahora también Martí Batres Guadarrama, quienes habían estigmatizado la marcha advirtiendo que iba a ser muy violenta, y el palacio fue blindado como si fueran a llegar los tanques rusos a invadirnos. Muy cierta la frase de algunas mujeres que dijeron: ‘Si así como cuidan y protegen Palacio Nacional nos cuidaran y protegieran a nosotras, no estaríamos tan enojadas’.
Con una actitud con la que nos regalaron momentos emotivos, con mujeres regalando flores a sus pares policías y éstas, por momento sumándose a las marchistas y levantando su puño replicando las consigas, lograron tumbarle al inquilino de palacio, el argumento con el que esperaba estarse frotando las heridas por lo menos una semana: “hay es que las mujeres son violentas, quieren desestabilizara este gobierno”. Bien por las mujeres que previo a la marcha estuvieron siendo violentadas desde la tribuna mañanera, y respondieron con inteligencia.
Si son los periodistas o defensores de los derechos humanos, es la misma cantaleta. Sobre los primeros, dice Andrés López que sus asesinatos son usados como estrategia ¿para qué cree? Exacto, como una estrategia para atacar a su gobierno, y acusa que se trata de una campaña mediática en contra de su gobierno para debilitarlo. Él siempre es la víctima.
Aunque en lo que va de este año ya son siete los periodistas asesinados, cínicamente niega que su gobierno esté fallando en la protección de periodistas, y hace un llamado a no dejarse manipular.
Y si le seguimos va a ser siempre lo mismo, quienes perdieron a uno a ambos padres, a un hermano, a un hijo dentro de la vorágine de la violencia incontrolable que nos entrega muertos por racimos –pero ya sabemos que la nueva modalidad es que si no hay cuerpos, no hay masacres-, no se pueden considerar víctimas, porque lo que les sucedió son los resabios que dejó el neoliberalismo.
Así como hay armas que –se supone-son para uso exclusivo del Ejército y las fuerzas armadas, así como el estado –dice la ley- tiene monopolio para el uso de la fuerza, la exclusividad y el monopolio para victimizarse en este país, es exclusivo del Presidente. Ya nada más falta que mande una iniciativa al Congreso –donde no le cambian ni una coma a todas las ocurrencias presidenciales-, para que se decrete por ley y hasta se suba al rango de constitucional, que nadie en este país, ni las mujeres, ni los niños con cáncer, ni los periodistas, ni los defensores de los derechos humanos. Ni los huérfanos ni las viudas por la violencia desatada por los grupos de la delincuencia organizada –a los que se les ofrecen abrazos, aunque los balazos los reciba nuestra gente-, y para acabar pronto, nadie en este país, tendrá el derecho de sentirse o decirse víctima por ningún motivo y bajo ninguna circunstancia, porque esa facultad es única y exclusiva del Presidente.
Y todo, todo, todo, lo que resulte crítico al actual gobierno, será considerado por ley como parte de un complot para desestabilizar su gobierno, y a la única víctima autorizada como tal, en este país.
laotraplana@gmail.com
@JulianParraIba
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