viernes, 25 de octubre de 2019

A LA BÁSCULA


Voluntad
Julián Parra Ibarra

La serie de accidentes viales con consecuencias fatales que se registraron recientemente en Torreón, abrió un debate acerca del tema de la terrible y mortal combinación del alcohol, el volante y la velocidad, pero por el sesgo que se le ha venido dando, me parece que en todo caso sería un falso debate.

La reacción de la autoridad municipal, fue incrementar los puntos de revisión en el que se implementan los llamados ‘operativo antialcohol’, así como los horarios de funcionamiento durante los fines de semana.

Desde diferentes flancos, los partidos de oposición, cámaras empresariales y aun desde el Consejo de Vialidad, ya se venía insistiendo mucho en el hecho de que este tipo de operativos habían perdido la escencia original, que era inhibir el hecho de que los jovenes se pusieran al frente de un volante
después de consumir alcohol, y se había convertido en una trampa para los conductores, con un fin meramente recaudatorio.

La solución de este fenómeno de combinar alcohol y volante, lo hemos insistido en más de una ocasión, no es algo de la exclusiva competencia de las autoridades. Por el contrario, esto nos atañe a todos, a los padres de familia, a las universidades, a las organizaciones de jovenes, clubes de
servicio y medios de comunicación porque, es evidente, hay un rotundo fracaso en las políticas y programas de prevención en todos los niveles.

El principio de la solución no está en las autoridades, está en casa donde se construye la formación de los principios, de los valores, que triste e indudablemente se han venido perdiendo paulatinamente. Es en la familia donde se tiene que empezar a construir una conciencia cívica para actuar con
valor y honestidad. Entender y aprender que conducir alcoholizado no solamente pone en riesgo a quien lo hace, sino a las demas personas, muchas de ellas inocentes, como ocurrió con las víctimas fatales de los accidentes recientes que detonaron el debate.

Pero también corresponde actuar a colegios y universidades, a clubes sociales, a organizaciones como los boy scout, los grupos juveniles, etcétera.
Nos corresponde también a los medios de comunicación que debemos de convertirnos en la caja de resonancia de las campañas de prevención que se emprendan, como una forma de demostrar el compromiso social que tenemos con nuestra gente.

Evidente y fundamentalmente, deben tener una participación primordial, los empresarios del sector restaurantero y de antros, las cerveceras, las vinícolas.

Y, por supuesto las autoridades que más que reaccionar incrementando el número de operativos y ampliando los horarios de revisión, debieran emprender intensas campañas de concienciación entre los ciudadanos, pero particularmente entre los padres y los jóvenes, lo que no se ve desde hace
mucho tiempo, y redireccionar el debate de que si son o no operativos recaudatorios, pero no han dicho esta boca es mía para diseñar y emprender una campaña a conciencia.

La mejor forma de sacudirse la percepción ciudadana de que los operativos antialcohol son únicamente con fines recaudatorios, es que se hiciera el ofrecimiento de destinar al menos la mitad de lo recaudado en las multas por conducir con aliento alcohólico o en estado de ebriedad, justamente para diseñar implementar y llevar las campañas preventivas a donde están los jovenes, a las escuelas, a las universidades, a los clubes deportivos y de servicio, y a donde haya que levarlas.

Si las autoridades hacen punta de lanza demostrando con hechos que sus reacciones no son solamente recaudatorias, de manera inercial arrastrarán el interés y la obligatoriedad de sumarse, con recursos y lo que haya lugar, de las empresas cerveceras, de los empresarios del ramo restaurantero y de
antros que es de donde suelen salir –no sólo los jóvenes, tenemos qué subrayarlo-, personas alcoholizadas.

No podrían –ni deberían- quedarse fuera del lanzamiento de una gran campaña masiva, las escuelas, las universidades, las sociedades de padres de familia, ni los medios de comunicación.

No es absoluta responsabilidad de las autoridades locales la solución del problema, pero sí es indispensable que limpien la imagen recaudatoria y se conviertan en la punta de la lanza así, con convicción, anunciando que la mitad de lo recaudado por multas en los alcoholímetros se destinará a
campañas de prevención, e invitando a todos los demás sectores a que se sumen a éstas ¿Usted cree que alguno de ellos se negaría a participar? Yo no creo, solo falta voluntad de prender la mecha para que esto pueda ser posible.

laotraplana@gmail.com
@JulianParraIba

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